Preguntas frecuentes
Es el calor contenido en el interior de la Tierra que genera fenómenos geológicos a escala planetaria y que puede o podría ser aprovechado para nuestras necesidades energéticas.
– Energía geotérmica de alta temperatura: existe en las zonas activas de la corteza terrestre (zonas volcánicas, límites de placas, dorsales oceánicas). A partir de acumulaciones de fluido cuya temperatura está comprendida entre 150 ºC y 400 ºC, se produce vapor en la superficie que enviado a turbinas de vapor, genera electricidad.
– Energía geotérmica de temperatura media: los fluidos presentes en el aprovechamiento geotérmico se encuentran a temperaturas menos elevadas (70 ºC – 150 ºC). La conversión vapor-electricidad se realiza a un menor rendimiento, y debe utilizarse como intermediario un fluido volátil.
– Energía geotérmica de baja temperatura: se aprovecha en zonas más amplias que las anteriores, y es debida a temperaturas de fluidos de 60 a 80 ºC, principalmente para calefacción directa.
– Energía geotérmica de muy baja temperatura: se considera cuando los fluidos se calientan a temperaturas por debajo de los 60 ºC. En ésta se encuadra el sistema de captadores geotérmicos en aplicaciones con bomba de calor geotérmica.
– Energía geotérmica de almacenamiento subterráneo: almacenamiento durante el verano del calor solar o calor residual proveniente de algún proceso para utilizarlo como calefacción durante el invierno.
El aprovechamiento de la energía geotérmica basa su principio, en la temperatura constante del subsuelo terrestre a lo largo del año, independientemente de las condiciones exteriores.
Debido a la diferencia de temperaturas entre el ambiente y el terreno (en invierno más caliente el subsuelo que el ambiente exterior, y en verano más frío el subsuelo que el ambiente exterior), y con la ayuda de una Bomba de Calor Geotérmica, podemos climatizar un edificio con mayor eficiencia que los sistemas que actualmente se vienen empleando.
Los intercambiadores (sondas geotérmicas) están constituidos por una tubería plástica a través de la que circula un líquido (solución de agua con anticongelante) en circuito cerrado, transportando el calor del terreno a la vivienda en invierno a través de la bomba de calor geotérmica y en verano el calor de la vivienda al terreno de forma casi gratuita, intercambiando directamente la temperatura captada del terreno a través de las sondas geotérmicas (sin utilizar el compresor) con el agua del circuito de suelo radiante ofreciendo un agradable refrescamiento durante el verano, función que incorporan las bombas de calor IDM (Directcooling), de modo que la vivienda tiene una instalación única para su climatización completa calor-frio y ACS (Agua Caliente Sanitaria).
El funcionamiento de la “bomba de calor” se basa en el sistema tradicional de generación mecánica de frío, pudiéndose comparar al frigorífico doméstico de una vivienda.
En un frigorífico se extrae el calor de los alimentos, provocando el enfriamiento de los mismos, y el calor extraído se entrega al ambiente a través del condensador situado en la parte posterior del frigorífico.
Concretamente, la bomba de calor es una máquina capaz de extraer la energía térmica de una fuente energética natural, en este caso subsuelo / terreno, y a través del ciclo frigorífico se transmite a otro lugar para su utilización. De ahí el nombre de “bomba de calor” por su comparación al bombeo de energía de un lugar a otro.
La energía utilizada para el funcionamiento propio de la bomba de calor es la electricidad (un motor eléctrico mueve a un compresor).
Los componentes principales son:
El sistema de captación, el sistema de calefacción, sistema de producción de agua caliente sanitaria y la bomba de calor.
Las principales aplicaciones van destinadas a climatización de viviendas, edificios, naves industriales.
Así mismo, se emplea para la producción de agua caliente sanitaria, climatización de piscinas, etc.
No, debido a que en nuestro equipo el agua caliente sanitaria se produce instantáneamente en el momento del consumo.
Cuando el grifo se abre el agua se calienta directamente a través de un intercambiador de calor perfectamente dimensionado, controlándose la temperatura del agua a través del sistema de regulación.
No, el mismo sistema puede emplearse tanto para enfriar como para calentar.
Una de las principales características de la bomba de calor es que es un sistema de calefacción y de enfriamiento en uno.
Cambia automáticamente por medio de la regulación climática adecuando la temperatura en función de la programación deseada.
Sí, la energía geotérmica es una energía renovable que se recicla constantemente.
Una parte importante de la energía que proviene del sol y llega a la Tierra es absorbida por la corteza terrestre en forma de calor. Los sistemas de climatización geotérmica se basan en el aprovechamiento de esta fuente de energía y de la energía calorífica procedente del interior de la Tierra, proporcionando hasta 6kW de energía por cada kW de electricidad consumida.
Es, por tanto, una forma rentable y eficaz de sacar provecho a la energía renovable que genera la Tierra.
Mediante la bomba de calor geotérmica se produce agua caliente sanitaria.
En el caso de la bomba de calor geotérmica IDM (60 ºC), además se produce a un costo muy bajo en comparación con otras y no se necesita una resistencia eléctrica de apoyo para suplementar la temperatura del agua gracias al sistema patentado HGL, consiguiendo además una mayor vida útil del compresor, puesto que trabaja a un régimen de presión bajo cuando el sistema está trabajando en calefacción.
Teniendo en cuenta que la energía necesaria para la obtención del ACS supone entre el 30%-40% de la energía total es de vital importancia que la producción de ACS sea lo más eficiente posible.
El sistema proporciona comodidad y confort para todo el año; calefacción, refrigeración y también soluciona el calentamiento del agua caliente sanitaria doméstica que, en el caso de las bombas de calor IDM, es prácticamente gratuita en el periodo de calefacción gracias a la tecnología HGL.
Si bien los aspectos medioambientales y económicos son los que más pesan a la hora de decidir la inversión, estos aspectos son secundarios a la hora de valorar la satisfacción como usuario del sistema, pasando a un primer plano el aspecto del confort.
Otra ventaja de este sistema es que resulta respetuoso con el medio ambiente, puesto que no produce ni humos, ni hollín, ni polvo y no precisa de depósitos para el combustible.
Los sistemas de climatización geotérmica tienen, además, unos reducidos costes de operación, así como un retorno de la inversión a corto plazo.
Una importante ventaja es el ahorro de energía que proporciona, puesto que aproximadamente el 65-75 % de la energía necesaria para calefacción es proporcionada de forma gratuita por el terreno o el agua, mientras que la parte restante procede de la energía eléctrica necesaria para el accionamiento del compresor.
Existe una medida que establece la relación entre la energía útil , es decir, la energía aprovechada por el calentamiento del hogar y la energía eléctrica consumida. Es el COP (Coefficient of Performance).
Esto quiere decir que si tenemos un COP de 5, por cada Kw eléctrico consumido se producen 5 Kw térmicos en la vivienda.
El consumo es muy bajo debido a que la mayor parte de la energía se transfiere, no se genera.
El consumo eléctrico del compresor es mínimo, debido a la alta eficacia del sistema. Esta eficacia viene dada por el COP (Coefficient of Performance), que en el caso de las bombas de calor IDM se sitúa en valores entre el 4,7 y 6, siendo los mayores del mercado.
Esto quiere decir que nuestras bombas de calor producen energía con un consumo menor, por tanto, tienen mayor eficacia.
En nuestro caso la bomba de calor está controlada a través de un moderno microprocesador y un ingenioso sistema de control de regulación climática (Multitalent), diseñado exclusivamente para proporcionar un uso preciso del sistema a través de un menú de control sencillo de entender en varios idiomas (entre ellos el español).
No, los sistemas de climatización geotérmicos hace más de 50 años que se utilizan en todo el mundo.
Este sistema ya está muy asentado en países como EEUU, Suiza, Suecia, Alemania, Austria, China, Los Países Bajos, Japón, etc.
Gracias a su extensa utilización, usan componentes desarrollados e incorporados después de años de investigación, tests y experimentación, convirtiéndose así en sistemas absolutamente fiables.
Este sistema de climatización es altamente ecológico puesto que, al no haber combustión, no se genera CO2.
Sí, como por ejemplo con sistemas de energía solar térmica, puesto que el acumulador Hygienik es altamente eficaz como acumulador térmico de energía solar.
Dado que este sistema de climatización no genera todo el calor, sino que en una parte muy importante lo transfiere, en torno a un 65 – 75 % de la energía necesaria para calefacción es proporcionada de forma gratuita por el terreno o el agua.
La parte restante procede de la energía eléctrica necesaria para el accionamiento del compresor.
El rendimiento energético de un sistema de climatización, utilizando como fuente de calor el subsuelo a 15 ºC, es como mínimo del 450 % calentando y del 600 % refrescando. Esto es posible puesto que no genera todo el calor, sino que la mayor parte sólo se transfiere de una fuente a otra.
La eficiencia del sistema representa en el proceso de calefacción un ahorro de entre el 65% y 75%, y en el proceso de refrigeración representa un ahorro del 80%.
Esta eficiencia de la bomba de calor geotérmica es un 50 % mayor que los sistemas tradicionales de refrigeración con bombas de calor aire – agua / aire -aire.
Este sistema supone normalmente una inversión inicial mayor que otros sistemas de calefacción y refrigeración, pero su mayor eficacia hace que la inversión tenga un período de retorno de entre 4 y 7 años.
A partir de ese momento se produce un ahorro mayor gracias a su bajo consumo de energía y a los mínimos costes de mantenimiento.
Existen además numerosas subvenciones que ayudan a afrontar la inversión inicial y a reducir su período de retorno. En el apartado de enlaces y subvenciones, se puede localizar más información a este respecto.
El costo de un sistema de climatización geotérmico con bomba de calor es algo superior al de un sistema similar con caldera de gasóleo o gas.
Sin embargo, su costo de operación mensual es mucho mas reducido, del orden de un 65% a 75% al de un sistema convencional.
Además, no necesita almacenar el combustible necesario como en los otros sistemas.
Aunque inicialmente hay que realizar un desembolso importante, no debemos olvidarnos que estos equipos mueven el calor de sitio y a la vez que sirven para introducir el calor dentro de la vivienda también sirven para sacarlo, simplemente invirtiendo el sentido del bombeo y aclimatar así la vivienda sin la necesidad de disponer de otro equipo climatizador o aire acondicionado.
Disponemos de varios equipos en uno, con sólo un aparato tenemos cubierta la calefacción en invierno, la refrigeración en verano, el agua caliente y la climatización de la piscina, etc.
Sí, considerando en cada caso el tipo de instalación de cada vivienda, puesto que dependiendo del sistema de calefacción existente se consigue mayor o menor rendimiento del sistema.
Este sistema de calefacción se adapta tanto a las construcciones de obra nueva como a las reformas.
Esta profundidad dependerá del tipo de captación que se realice; así pues, si la captación es horizontal, para unas necesidades de 10 Kw (aprox. 150 -200 m2 de vivienda) son necesarios sobre 500-600 m. de tubo y entre 230 y 360 m2 de terreno (en función de las características del terreno) a una profundidad de 1-1,5 m.
Si la captación es vertical, para las mismas necesidades (10 Kw) y, dependiendo del tipo de terreno, se necesitan una o más sondas introducidas a una profundidad de 100m.
Sí, pero las características del terreno determinarán la superficie de captación geotérmica necesaria.
El mantenimiento es mínimo, debido a la simplicidad del sistema y a la ausencia de combustión. En concreto, en la bomba de calor es similar al que podemos necesitar para el frigorífico de nuestra vivienda.
En el resto de los componentes del sistema, bombas circuladoras, válvulas, etc, es el mismo que en un sistema tradicional.
En el caso de nuestros compresores, tienen una vida útil de entre 25 y 30 años.
Depende del fabricante. En el caso de IDM la garantía es total durante los 2 primeros años, en el caso del compresor son 6 años y 10 años en el acumulador Hygienik, llegando a los 50 años de garantía en el tubo-sonda.
El único elemento que tiene un desgaste en la bomba de calor es el compresor, que tiene una vida útil muy larga y que es muy fácil de reemplazar por el servicio técnico correspondiente.
El compresor de las bombas de calor HGL tiene una mayor vida útil, puesto que, a diferencia del resto de bombas de calor geotérmicas del mercado, la bomba de calor IDM trabaja a un régimen de baja presión en el compresor la mayor parte del tiempo, lo que supone un menor consumo eléctrico y una mayor vida útil.
Es aquella energía obtenida directamente del sol, y aprovechada a través de los captadores solares fotovoltaicos, para la producción de electricidad.
Los sistemas de energía solar fotovoltaica usan la radiación solar para generar electricidad, mientras que los sistemas de energía solar térmica generan energía térmica con la radiación del sol.
La conversión fotovoltaica se basa en la capacidad de organismos y de materiales semiconductores de transformar la energía lumínica proveniente del sol en energía eléctrica.
En los sistemas fotovoltaicos se utilizan unos dispositivos denominados células solares (principalmente de silicio), constituidos por materiales semiconductores donde los rayos solares liberan electrones que se reconducen como corriente eléctrica.
Estas células conectadas en serie o en paralelo forman un captador solar encargado de suministrar la corriente.
Este tipo de instalaciones deben contar con diferentes elementos; en el caso de una instalación solar fotovoltaica aislada necesita además de los
captadores solares, un inversor que transforma la electricidad continua del panel en corriente alterna.
Así mismo, precisa de un sistema de baterías para acumular la electricidad producida no consumida, y de un regulador que controla la entrada de electricidad en la batería, protegiéndola contra posibles sobrecargas o bajadas de tensión.
En el caso de las instalaciones conectadas a red estos dos elementos no son necesarios, puesto que no es preciso ningún almacenamiento de la energía producida.
Las instalaciones solares fotovoltaicas pueden usarse como sistemas aislados o como sistemas conectados a la red. Los sistemas aislados permiten disponer de electricidad en lugares alejados de la red de distribución eléctrica.
De esta manera, se puede suministrar electricidad a casas de campo, refugios de montaña, bombeos de agua, instalaciones ganaderas, etc. Por otro lado, los sistemas conectados a red inyectan la electricidad generada directamente a la red de distribución eléctrica.
Actualmente, en España las compañías de distribución eléctrica están obligadas por ley a comprar la energía inyectada a su red por estas centrales fotovoltaicas.
Aunque técnicamente sería posible, desde un punto de vista económico no tiene sentido.
Para producir agua caliente lo mejor es emplear un sistema solar térmico, que utiliza captadores que se llenan de agua glicolada y absorben calor.
En cuanto a la calefacción, la única posibilidad para aplicar la energía solar, es utilizar un sistema solar térmico con suelo radiante.
En la década de los 50, el laboratorio estadounidense Bell desarrolla la primera célula de silicio, pero el gran impulso de la energía solar fotovoltaica no se
producirá hasta los años 70, coincidiendo con la crisis del petróleo.
A partir de este momento se produce un incremento vertiginoso de esta industria, que se relanza en la década de los 90 con la anunciada muerte de los combustibles fósiles y de sus efectos contaminantes.
La energía solar fotovoltaica, al igual que otras energías renovables, constituye, frente a los combustibles fósiles, una fuente inagotable, contribuye al auto abastecimiento energético nacional y es menos perjudicial para el medio ambiente, evitando los efectos de su uso directo (contaminación atmosférica, residuos, etc) y los derivados de su generación (excavaciones, minas, canteras, etc).
No, los captadores dejan de funcionar por la noche, en cuanto deja de haber suficiente luz solar.
Un módulo fotovoltaico tiene una vida útil media de más de 30 años.
La duración del inversor es básicamente superior a 20 años y en caso de necesidad se puede obtener sin problemas un recambio. Para el sistema al completo se pueden identificar posibles pérdidas de eficiencia sobre la base de los datos de radiación disponibles públicamente, al menos anualmente.
Sí, aunque con menor intensidad, la radiación de luz difusa cuenta con fotones de luz, lo que conlleva una producción de kilowatios inferior a la de un día soleado.
No obstante, en caso de una instalación conectada a red se valorará un promedio de producción anual y en las instalaciones fotovoltaicas aisladas ya se tendrán en cuenta la posibilidad de contar con varios días seguidos con cielo muy nublado.
Para el consumo propio se pueden instalar en cualquier superficie que lo permita, bien sea sobre tejado, cubierta o terreno contiguo.
Para el suministro a la red es necesario que la ubicación nos permita una correcta orientación de los captadores y que no tengan sombras importantes.
Lo principal es tener en cuenta si es plano o inclinado, y la orientación (debe ser sur), así como la presencia de obstáculos que den sombra a la instalación.
Evidentemente el consumo energético determinará la cantidad de captadores solares necesarios. La producción energética de un captador varía en función de la latitud del lugar en el que esté ubicado y de la radiación percibida.
Por ejemplo, si la latitud es de 32º, cada captador puede producir de media 189,4 Wh. Si conocemos el consumo medio diario de electricidad y lo dividimos entre la energía aportada por cada captador, obtendremos el número de captadores fotovoltaicos necesarios.
Lo ideal es orientar las instalaciones solares hacia el sur. Pero no siempre es preciso que sea así, puesto que incluso cuando los captadores solares se montan sobre un tejado con una desviación de hasta 40º respecto a la orientación sur, esta situación sólo provoca ligeras pérdidas de rendimiento.
Asimismo, los captadores pueden también estar inclinados sobre la horizontal en un rango de 20º a 60º, sin que ello tenga un efecto significativo. Los menores ángulos de inclinación aumentan el rendimiento energético en verano, con unos mayores ángulos de inclinación el rendimiento es mayor en invierno.
Depende del clima y del tipo de aplicación. En condiciones ideales el rendimiento del sistema puede mejorar hasta un 40%, pero el mayor coste que supone apenas compensa el aumento que se consigue.
Su aplicación se limita a aquellos casos en que el mayor rendimiento coincide con la mayor demanda (es el caso de sistemas de bombeo en regiones muy secas).
Los captadores van protegidos en su cara exterior con vidrio templado, que permite soportar condiciones meteorológicas muy duras tales como el hielo, la abrasión, cambios bruscos de temperatura, o los impactos producidos por el granizo.
Una prueba estándar para su homologación consiste en lanzar (con un cañón neumático) una bola de hielo de dimensiones y consistencia preestablecidas al centro del cristal.
El mantenimiento es muy sencillo, pero es importante hacerlo y está descrito en el CTE.
Es aquella energía obtenida directamente del sol, y aprovechada a través de los captadores solares térmicos, para la producción de agua caliente sanitaria, y/o apoyo a calefacción, o generación de frío (absorción).
Los sistemas de energía solar térmica generan energía térmica con la radiación del sol, mientras que los sistemas de energía solar fotovoltaica usan la radiación solar para generar electricidad.
El aprovechamiento térmico de la energía solar es el procedimiento de transformación de la energía radiante del sol en calor o energía térmica.
Mediante un fluido «caloportador» (mezcla de agua y anticongelante) que circula por el interior de los captadores solares térmicos y que posteriormente cederá la energía captada para su aprovechamiento en diferentes aplicaciones entre las que podemos destacar la producción de agua caliente sanitaria (ACS) y el apoyo a calefacción.
En primer lugar, una instalación de energía solar térmica está compuesta por los captadores solares térmicos que transforman la radiación solar en energía térmica que calienta, a su vez, el fluido de trabajo que contienen.
Esta energía es almacenada en un acumulador, en el cual se almacena el agua caliente hasta su uso posterior. La instalación debe contar, así mismo, con un sistema de intercambio, que realiza la transferencia de la energía térmica captada desde el circuito de captadores al agua almacenada en el sistema de acumulación.
Para asegurar el correcto y eficiente funcionamiento de todo el conjunto se debe contar con un sistema de regulación y control, que actúa como el cerebro de toda la instalación para proporcionar un adecuado servicio y aprovechar la máxima energía solar térmica posible.
Principalmente encontramos dos tipos de captadores:
(1) Captadores planos estándar: el principio de funcionamiento de un captador solar plano se basa en el “efecto invernadero”. De la irradiancia solar que incide sobre la cubierta del captador, una parte es reflejada hacia el exterior y el resto incide sobre el absorbedor. Este al calentarse emite radiación de onda larga, que no puede salir al exterior debido a las propiedades ópticas de la cubierta y transforma la irradiancia incidente en energía térmica.
(2) Captadores de tubos de vacío: un captador de vacío consiste en una serie de tubos que disponen de un elemento absorbedor en su interior. Cada uno de estos tubos se caracteriza por el vacío de aire creado entre la superficie de la cubierta transparente y el absorbedor.
La energía solar térmica presenta grandes posibilidades de uso, tanto para viviendas unifamiliares como para industria o multiviviendas. En concreto, con este sistema podemos lograr:
– Agua caliente sanitaria
– Climatización de piscinas y climatización solar
– Apoyo a sistemas de calefacción
No, los equipos solares para calentar agua deben ir apoyados por un equipo convencional para los días en los que la radiación solar no sea suficiente.
No, este sistema sólo sirve de apoyo a los sistemas de calefacción, mejor si éste es de baja temperatura, como por ejemplo, el suelo radiante.
Dependerá del grado de cobertura solar deseado, pudiéndose conseguir un ahorro de entre el 65% y el 80% del coste de la factura del agua caliente sanitaria con una inversión razonable.
La vida útil de un captador solar térmico trabajando a su máximo rendimiento ronda los 25 años, siempre que el mantenimiento y uso sean correctos. Pasados estos años el colector o campo de colectores continua funcionando aunque su eficiencia se ve ligeramente reducida.
En el caso del absorbedor utilizado en nuestros captadores solares después de 25 años, la pérdida de eficiencia será solamente en torno al 5%.
Según el CTE será obligatorio contribuir en parte con energía solar para las viviendas de nueva construcción o rehabilitación completa de edificios existentes, en los que exista una demanda de agua caliente sanitara y/o climatización de piscina cubierta.
A la hora de considerar cuál es el período de retorno de la inversión de una instalación solar térmica hay que tener en cuenta distintas variables, como la calidad de los materiales empleados, la correcta instalación de los mismos, etc.
Por regla general, este tipo de instalaciones suelen amortizarse en un periodo entre los 5 y los 9 años, dependiendo de la radiación de la zona. De todos modos, hay que tener en cuenta que cuanto mayor sea la utilización de la instalación, menor será el tiempo de amortización, puesto que se obtendrá un mayor ahorro sobre la energía convencional.
También hay que tener en cuenta que el período de amortización puede reducirse teniendo en cuenta las diferentes líneas de subvenciones de las diferentes comunidades autónomas.
Existen diversos factores a la hora de calcular el número de captadores solares de una vivienda; por un lado, la zona donde se ubiquen, puesto que la potencia de radiación solar varía en función de la latitud, la orientación y la elevación de los paneles sobre el plano horizontal, así como el grado de cobertura solar deseado en cada caso.
En principio se puede instalar en cualquier vivienda que no esté permanentemente en sombra y que tenga la superficie necesaria para la fijación de los captadores solares.
Lo principal es tener en cuenta si es plano o inclinado, y la orientación (debe ser sur), así como la presencia de obstáculos que den sombra a la instalación.
Sí, puesto que los captadores no sólo recogen la radiación directa, sino también la difusa, que se da incluso en condiciones climáticas adversas (cielo con nubes). Evidentemente cuanto menos sol haya, menos radiación directa y menos energía recogerá el captador.
Los captadores van protegidos en su cara exterior con vidrio templado, que permite soportar condiciones meteorológicas muy duras tales como el hielo, la abrasión, cambios bruscos de temperatura, o los impactos producidos por el granizo.
Una prueba estándar para su homologación consiste en lanzar (con un cañon neumático) una bola de hielo de dimensiones y consistencia preestablecidas al centro del cristal.
El mantenimiento es muy sencillo, pero es importante hacerlo y está descrito en el CTE.
Es un sistema de climatización confortable y eficaz que funciona con agua a baja temperatura que circula por tuberías instaladas bajo el pavimento.
El calor se distribuye de forma uniforme por radiación, calentando de manera suave todo el espacio y ofreciendo una sensación de calidez con un menor coste de funcionamiento.
Existe, así mismo, la posibilidad de emplear este tipo de instalación para una climatización integral, proporcionando calefacción en invierno y refrescamiento en verano. De este modo, en los meses cálidos circulará agua en torno a 17 ºC por la instalación, que absorberá el exceso de calor del local y proporcionará una agradable sensación de frescor.
El agua fluye a baja temperatura (35-40ºC) a través de los circuitos de tuberías situados bajo el pavimento correspondiente y bajo la capa de mortero, cuyo espesor debe situarse entre los 3 y los 5 cm. La emisión de calor por parte del agua aporta el calor necesario para calefactar la vivienda.
Al distribuirse el calor desde el suelo, se consigue un gradiente de temperaturas ideal para el confort humano, manteniendo los pies calientes y la cabeza fresca.
La misma instalación de suelo radiante para calefacción puede emplearse para refrescar el ambiente en las estaciones más cálidas, haciendo circular el agua a través de los circuitos de tuberías a una temperatura en torno a los 17ºC, que absorberá el exceso de calor de la estancia aportando una agradable sensación de frescor.
También se puede utilizar temperatura por debajo de los 17ºC para así poder aumentar la potencia de refrigeración, controlando la humedad para evitar condensaciones en el suelo.
Es un sistema de climatización confortable y eficaz que funciona con agua a baja temperatura que circula por tuberías instaladas bajo el pavimento.
El calor se distribuye de forma uniforme por radiación, calentando de manera suave todo el espacio y ofreciendo una sensación de calidez con un menor coste de funcionamiento.
Existe, así mismo, la posibilidad de emplear este tipo de instalación para una climatización integral, proporcionando calefacción en invierno y refrescamiento en verano. De este modo, en los meses cálidos circulará agua en torno a 17 ºC por la instalación, que absorberá el exceso de calor del local y proporcionará una agradable sensación de frescor.
No, puesto que la temperatura superficial del suelo puede llegar a alcanzar los 27ºC, una temperatura a la que el suelo se encuentra caliente, pero que permite caminar sobre él de manera confortable, incluso estando descalzo.
Depende de si está en período de calentamiento o de refrescamiento. Cuando se trata de calentar una estancia, el agua fluye a unos 35-40 ºC, mientras que para refrescarla el agua suele circular a través de los circuitos de tuberías a una temperatura en torno a los 17ºC.
Utilizando la plancha de aislamiento tradicional lo habitual es que aumente 10 cm. en total; 3 cm. de placa, 5 cm. de losa de mortero y 2 cm. para el pavimento, aunque disponemos de sistemas que sólo aumentan 2.5 cm. la altura del suelo y que son muy adecuados para reformas y en locales donde, en principio, no se haya previsto la utilización de suelo radiante.
En principio se puede colocar cualquier pavimento habitual (madera, cerámica, tarima, mármol) cuya resistencia al paso del calor esté por debajo del 0,15 m2K/W.
No obstante, los suelos más recomendados son los que conducen mejor el calor, como los de mármol o cerámicos por su alta conductividad térmica.
En principio se puede colocar cualquier pavimento habitual (madera, cerámica, tarima, mármol) cuya resistencia al paso del calor esté por debajo del 0,15 m2K/W.
No obstante, los suelos más recomendados son los que conducen mejor el calor, como los de mármol o cerámicos por su alta conductividad térmica.
Dado que la transmisión de calor se produce desde la superficie del suelo y no en las zonas más altas como sucede con los radiadores de calefacción tradicional o de los climatizadores, se consigue la temperatura deseada en espacios de gran altura o en espacios abiertos en los que no existen muros, puesto que el calor se eleva a una altura efectiva de aproximadamente 2 metros.
En los edificios con techos de gran altura el ahorro energético y económico del suelo radiante es más claro. Al no haber corrientes de convección, las pérdidas de calor hacia el techo son inferiores. De esta manera el suelo radiante consume sólo lo necesario para calentar el volumen habitado (hasta unos 3 m. de altura) y no todo el interior del edificio.
Para llevar a cabo la climatización por suelo radiante/refrescante es necesario que el sistema se base en una bomba de calor geotérmica, bomba de calor convencional o en un sistema de caldera y enfriadora, ya que éstas aportarán calor en las épocas más frías y frío en las épocas más cálidas.
Sí, puesto que el sistema de climatización por suelo radiante requiere una temperatura menor del agua que circula por el sistema de calefacción, lo que permite llegar a ahorros de entre 20-30%, frente a los sistemas tradicionales como los radiadores. Se consiguen ahorros en torno al 75% combinándolo con energías renovables.
En general, la calefacción por suelo radiante requiere de una inversión inicial mayor que la calefacción con radiadores.
No obstante, la amortización de la inversión se realiza más rápidamente ya que con los sistemas de calefacción convencionales el aire caliente tiende a situarse cerca del techo, cuando las mayores necesidades térmicas se sitúan en la parte inferior de las estancias. Así pues, calentando desde la superficie del suelo se cubren estas necesidades sin tener que calentar el aire situado en la parte superior de forma innecesaria y ahorrando energía.
La disminución de la temperatura ambiente lleva consigo un ahorro de energía.
Además este sistema cuenta con la ventaja de que se puede utilizar para proporcionar un flujo de refrescamiento en verano.
La climatización por suelo radiante a baja temperatura no ensucia las paredes ni ocupa espacio como otros tipos de sistemas como los radiadores, no interfiriendo en la decoración de las estancias.
Además, se aproxima al ideal de calefacción, puesto que el cuerpo con este sistema percibe una sensación de confort con una temperatura ambiente de 18ºC a 2 metros de altura aproximadamente, cuando con otros sistemas para llegar a esta misma sensación de confort serían necesarios 20-21ºC. Se produce una repartición óptima de la temperatura, puesto que la zona más caliente está en los pies, y a medida que nos distanciamos del suelo, la temperatura desciende.
Sí, puesto que debido a su funcionamiento a baja temperatura no se generan corrientes de aire caliente que resequen el ambiente ni las mucosas nasales, evitando también el movimiento de polvo y los microorganismos (ácaros) en el ambiente.
Por eso está especialmente indicado en hospitales, guarderías, centros de mayores, etc. Es además el único sistema recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los sistemas de calentamiento tradicionales precisan más calor para calentar las zonas cercanas al suelo porque la mayor parte del aire caliente se concentra en el techo.
Con el sistema de suelo radiante, cada objeto en la habitación se calienta, contribuyendo al confort global. Dado que no sólo se calienta el aire de la estancia, el ambiente se mantiene cálido, sin corrientes de aire. Al distribuirse el calor desde el suelo, se consigue un gradiente de temperaturas muy próximo al ideal para el confort humano, manteniendo los pies calientes y la cabeza fresca.
Este gradiente de temperaturas favorece, además, el ahorro energético, ya que con los sistemas de calefacción convencionales el aire caliente tiende a situarse cerca del techo, cuando las mayores necesidades térmicas se sitúan en la parte inferior de las estancias. Así pues, calentando desde la superficie del suelo se cubren estas necesidades sin tener que calentar el aire situado en la parte superior de forma innecesaria y ahorrando energía.
Entre las diferentes ventajas destaca que es un sistema económico, saludable, seguro, limpio, confortable, invisible y fiable.
No, su funcionamiento es fiable y está perfectamente comprobado desde hace más de 40 años, sobre todo en países del norte y centro de Europa.
El suelo radiante se puede emplear como una solución global de climatización en:
– Viviendas: individuales y colectivas.
– Edificios: Hospitales, oficinas, fábricas, colegios, guarderías infantiles, residencias de ancianos, iglesias, naves industriales, hangares, etc.
– Complejos deportivos: polideportivos, pistas de tenis gimnasios, cubiertas, piscinas, etc.
– Aire libre: como anti-hielo en parkings, zonas peatonales, rampas de acceso, escaleras, etc.
El sistema de climatización por suelo radiante se compone de los elementos radiantes, los colectores de distribución, el sistema de regulación climática y un sistema de control de temperatura por zona.
La misma instalación de suelo radiante para calefacción puede emplearse para refrescar el ambiente en las estaciones más cálidas, haciendo circular el agua a través de los circuitos de tuberías a una temperatura en torno a los 17ºC, que absorberá el exceso de calor de la estancia aportando una agradable sensación de frescor.
También se puede utilizar temperatura por debajo de los 17ºC para así poder aumentar la potencia de refrigeración, controlando la humedad para evitar condensaciones en el suelo.
El agua fluye a baja temperatura (35-40ºC) a través de los circuitos de tuberías situados bajo el pavimento correspondiente y bajo la capa de mortero, cuyo espesor debe situarse entre los 3 y los 5 cm. La emisión de calor por parte del agua aporta el calor necesario para calefactar la vivienda.
Al distribuirse el calor desde el suelo, se consigue un gradiente de temperaturas ideal para el confort humano, manteniendo los pies calientes y la cabeza fresca.
Es un sistema de climatización confortable y eficaz que funciona con agua a baja temperatura que circula por tuberías instaladas bajo el pavimento.
El calor se distribuye de forma uniforme por radiación, calentando de manera suave todo el espacio y ofreciendo una sensación de calidez con un menor coste de funcionamiento.
Existe, así mismo, la posibilidad de emplear este tipo de instalación para una climatización integral, proporcionando calefacción en invierno y refrescamiento en verano. De este modo, en los meses cálidos circulará agua en torno a 17 ºC por la instalación, que absorberá el exceso de calor del local y proporcionará una agradable sensación de frescor.